miércoles, 17 de febrero de 2010

Hay ciertos gestos en él que poseen en sí mismos una naturaleza atávica, derivada de esa sensación de lo ya conocido. Hay también un espejo de dos silencios:ojos y labios, olores y notas musicales. El corpóreo tiene nombre de piedra entre los dedos. Desprende un calor táctil. El otro se eleva frente a la sombra y alberga un azar inoportuno.

miércoles, 13 de enero de 2010

Nadie. Misterio o enigma de vidas pasadas. ¿Y qué es la verdad? El pincel que habla mirándome la espalda. Signos que nacen a la luz de unos labios.
Leo la triste historia de dos cuerpos que existen como existen los astros, como existen los locos. Nadie se atreve a romper el velo. Nadie moldea con barro y fuego. Nadie.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Sí, te amé como nunca.El día destino que convocó a todos los que odian. En el mar negro donde fueron todos los que buscan su centro. Sí, hoy te quise como nunca. Fuiste la música que puso sangre en mis alas. La luz resbalando en el sexo a pesar de su oscuridad.
Cuando el amar es el juguete del diablo, en las manos se sienten todas las estrellas.

domingo, 29 de noviembre de 2009

La realidad se esconde en un túnel de piedra. Donde te atreves a tocar el fuego quieto. La realidad robó una trama celeste. La colocó en los ojos de tus dedos que veían en lo negro. Dormiste despierto, con el placer único encerrado en el suelo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Víctor

Era una noche polar. Las cuatro de la mañana y sin conciliar el sueño. Ana pensó en pasear por la playa. Miró por la ventana y vio que las nubes amenazaban con desgajarse en aire sucio.

Convencería a Víctor. Le diría que necesitaba ser vaganbunda, que las paredes empezaban a moverse hacia el interior. Cedería. El truco estaba en hacerle pensar que era él quien quería pasear. Se puso a trabajar. Mientras lo hacía recordó que hubo un tiempo en el que él entendía cada temblor, cada roce. Entendía el sonido del silencio. Sólo su tacto sabía traducir el fracaso del lenguaje en las horas nocturnas.

Se sobresaltó al moverse Víctor bruscamente, pero no era un movimiento propio, era el vaivén de la mano de Ana sobre su cuerpo. Víctor estaba inerte. Ni sacudiéndolo fuerte lo hacía despertar. Tuvo que pegar las yemas de los dedos a sus párpados y separarlos con fuerza. Los dejó tan abiertos que nunca más se cerrarían. Sus ojos azabache se burlaban de ella. Se reían antes de ser felices. Pidió que la acompañase. Le venía la náusea despacito, le dijo, se creía embotellada, con lagunas de sueño. Quería sentir la brisa. Respirar el mar.

Miró a Víctor y vio su rostro desarticulado. Miró por la ventana y vio árboles juguete.

Deambularon por una calle vacía. Se encendía alguna luz que no iluminaba a nadie creando un juego de espejos y sombras que salían por puertas y ventanas absurdas. Era la agonía de lo sensual. Caminaron escuchando sus pasos en otra calle. Se metieron entre las dunas. Habían estado allí muchas veces antes. Era un espacio describiendo el signo de lo imposible. Se sentó en la arena mirándolo fijamente. ¿Qué nos ha pasado Víctor? Te he querido como nunca quise a nadie. Como no podré querer ya más.

Abrí el bolso, cogí el cuchillo, saqué el corazón de lana, lo tomé en mis manos, lo besé con pausa, lo lanzé lejos, se cayó en un bote de basura. Me levanté y miré a Víctor en el suelo. Sin tripas, con ojos: de cristal, mirándome. De vuelta a casa, una nube de este mundo y otra del otro caminaron junto a mí. Llegué tiritando, calada hasta los huesos. Era una noche polar, en la que un solo sueño ordena lo vivido. Tenía nueve años.

martes, 22 de septiembre de 2009

Desando las calles. La angustia araña el cristal de mi reflejo al ver ciudades que se borran a sí mismas.
Es el gesto febril de alguien a quien no le importa ser entendido, es el cuerpo curvado en interrogación.

jueves, 28 de mayo de 2009

Límite

Te lo dije. Su ausencia es presencia. Forma sin espacio en lo visible. Te advertí. Ahora eres un bote de sopa Campbell. Joder, mira todo lo triste, mira en qué forma se presenta. Aborrezo el pop-art. Te lo dije, es una relación rebote, una teoría pelota. Continuaste avanzando. Mundo profundo el de tus pasos. Así vienes, con los testículos brillando bajo el brazo. Te lo dije: el mundo parecía ser real aquel día.

sábado, 16 de mayo de 2009

*


Una noche
los cuervos anhelarán la delicia
el mar será lágrimas caídas
el otoño traerá la risa grotesca del idiota.
En la mañana
un reloj silencio te hará mujer muerte
cuerpo lengua
rosa fango.

miércoles, 6 de mayo de 2009

D


Desconocido, quiero mutilar tu risa negra. intensificar mi sombra con tus garras intensas. seguir sentada en el camino.

Desconocido, quiero sentir tu espacio mutilado.describir enigmas en tu espalda. regresar noche y mañana.esperar en tu sonrisa rara.

Desconocido, eres tiempo inerte. luz de piedra en las manos.

domingo, 12 de abril de 2009

Una Mentira



Odio a los hombres: todos creyeron ser mejor que yo. A las mujeres las relego a la cloaca: ninguna podrá ya ser mía. En la futilidad de una vida tan falsa, mi corazón desafía el todo y dentro de mi crece una serpiente enferma, una compulsión sublime.

Atravesaré el cuerpo de los amantes, amputaré su alegría. Seré una sirena sangrienta, una doncella estrangulada, un sueño y un premio merecido hace tiempo.

Tendré un sentimiento de equidad corrupta para aliviar a esa serpiente mórbida. Nadie que nace envenenado puede sufrir por los ojos de una puta.

jueves, 12 de marzo de 2009


¿Por qué
no

escribir
lo que me duele?
porque
mi
piel
es
toda
de
aliento
por
saberme
con la agonía de atrapar un rayo de luz
en
el
viento.

jueves, 26 de febrero de 2009

lilac wine

Existir es pudrirse. Llevo tiempo escuchándoselo a mi ácaro.Desde que no recuerdo ese otro nombre que llevo dentro. Desde que ciertas personas ven en mí a la persona que casi nunca soy.

Cuando escuché que la abandonó, que la dejó jodida, me dije que abandonarnos a nosotros mismos era algo para lo que más o menos estábamos preparados, pero que no nos abandonen, que aquellos que pensamos que nos pertenecen no se vayan, porque el olor de la putrefacción no compartida es algo inaguantable.

viernes, 9 de enero de 2009

Memoria

El día en que me dije que todo estaba inventado ya había leído Molloy:
"No inventamos nada, creemos inventar cuando en realidad nos limitamos a balbucear la lección, los restos de unos deberes escolares aprendidos y olvidados, la vida sin lágrimas, tal como la lloramos. Y a la mierda."

Estaba dispuesta a creer a Beckett, a creerle aunque no hubiese futuro. Estaba dispuesta a creerle porque también se aplicaba a los recuerdos. Están todos inventados. Es decir, que cada vez que recuerdo algo no lo estoy recordando realmente, estoy recordando un último recuerdo y así sucesivamente. Me entristece pensar que no tengo recuerdos verdaderos sobre el olor del mar, sobre la lluvia, sobre tu piel...

Por supuesto, esto tampoco lo he inventado yo, me limito a recordar... Y a la mierda.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Los besos son espuma

Hubo un tiempo en que creí que todo era este sueño: que si alzaba la cara al cielo podía ver sus besos incrustados en las puertas de emergencia de los aviones. Que eventualmente se materializarían y los sentiría tibios sobre mí.

Hoy una idea me niega el derecho a soñar: que sólo era el reflejo de una vida en que los besos estaban recogidos dentro de un espejo cóncavo, bajo otras proporciones, caricaturas de los originales que nunca se materializaron.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Decadencia

Odio mi cuerpo. Odio su debilidad, el hecho de que sea temporal, una cáscara quebradiza que encierra mi persona sin tener siquiera un buen motivo para hacerlo.

Puedo sentir su fragilidad cuando me despierto, cuando miro el mar, cuando el dolor baila en el pecho, cuando el corazón late fuerte, afirmando su despotismo.

Puedo imaginar mis neurotransmisores, conexiones sinápticas, intestinos y ovarios descargando impulsos eléctricos o regalando fluidos a través de la materia. Esta energía que se mueve dentro de lo voluptuoso produce un malestar agradable que da los medios para pensar o existir.

Existir es comprender. Precisamente: todas y cada una de mis partes están bajo el halo de una innecesaria e inevitable decadencia.

lunes, 3 de noviembre de 2008

De súbito
no he nacido
no he muerto

el centro de la sombra
es la sombra en mi espera
(A. Pizarnick)

Existe una gran divergencia entre lo que percibimos que somos y la imagen que los demás tienen de nosotros. A veces los propios errores, fracasos y grietas nos son revelados por el escrutinio periférico. Siento entonces un impulso malévolo que me invita a variar la calidad de los valores en los que la vida se ejecuta, entre aquel que me acusa y yo. Un impulso que se manifiesta sobre mi cuerpo con una sonrisa pomposa e inadecuada.

La sonrisa se transforma en subjetividad. Puesto que sólo tengo conciencia de mí misma y de nadie más, parece lógico que por cuestiones de existencia, saciarme de forma individual sea el único fin que deba tratar de conseguir. Cada faceta de mí me pertenece. No hay divergencia. ¿ O piensas tú impedir que me deleite con mi propia opulencia?

martes, 14 de octubre de 2008

Alegría Geométrica

Dicen que la alegría radica en la anticipación y en el recuerdo. Esto es sólo cierto de forma parcial, porque en mi mente la alegría tuvo un tercer grado. Uno raro. Que vivió en el cerebro y el cuello, cuando todo a mi alrededor fue, por unos breves instantes, simplemente perfecto.

El sol esa mañana era intenso. Se colaba por la ventana dejándome sola en medio de la luz. Estaba quieta en la cama, vagando entre pensamientos vírgenes arrancados de las memorias del sueño.

Al verlo me sobresalté. Después lo miré con detenimiento y calculé que tendría un metro de longitud. Parecía estar constituido por cápsulas geométricas semejantes al papel viejo, por un compendio de segmentos largos y convexos. Estrecho en la cola, ancho en los hombros. La cabeza era pequeña pero distinguible. Tenía ojos, o más bien un facsímile de éstos que llamaban la atención por la lógica de su forma más que del color. Debía de haber salido de algún mueble. Se arrastraba por el suelo, ciego, sin intención aparente.

Recuerdo entonces haber sentido esa incontenible alegría que viene de lo inmediato. Tenía todas las variables bajo mi control. La satisfacción me invadió como un golpe de adrenalina. Sentí excitación y miedo. La visión me provocó un placer que procedía de la mezcla de sentir que perteneces y del riesgo de perpetuar adonde perteneces.

viernes, 3 de octubre de 2008

Dos/Una

Aura es anómala. Una mujer que afirma su valor rechazando la venta de sí misma, que abraza el contrato de moralidad. Una persona seria. Comedida y discreta.

Aura también sabe que puede llegar a ser obscena de manera hiperbólica. Es entonces cuando deja de observar como Aura y empieza a mirar como Ariel.
En una sociedad organizada por obligaciones contractuales, el acto de Ariel representa el único modelo posible de mujer honesta.

Aura desparece. Es un proceso muy simple: al desvanecerse una cara, se produce otra. No al estilo Dorian Gray, más bien hay que poseer la cualidad de olvidar selectivamente quién se es.

Es cierto que no siempre es fácil ocultar a Aura de la presencia de Ariel. Cuando aparecen juntas el resultado es catastrófico. Surge una relación especular tremenda y ambas ven el reflejo de un ser repulsivo. Por separado, sin embargo, son encantadoras.

Un día en que aparecieron las dos, Aura se dio cuenta de que el reflejo de Ariel no le molestaba y eso la entristeció tiernamente.

martes, 23 de septiembre de 2008

fake plastic mask

Mi tragedia no es quién soy. Son las circunstancias que llevaron a perderme en un huracán de abstracciones, medias verdades, elucubraciones y también en algo bonito y superfluo. Espero haya algo más. Debajo de la piel. Encima de los ojos, pero pudiera estar equivocada. Si todos somos la acumulación de varias mimesis, quizá haya gente que imite la felicidad. Las máscaras son increíblemente sexys. Le descatalogan a uno de forma irresponsable y sensual. Es como tomarte un respiro de tanta humanidad. La gente podría expresarse con tanta facilidad, si no tuviesen caras...

Le pregunté a un amigo qué pensaba él que era amar a una mujer. Porque yo no he amado por amarle, no porque le haya amado, sino porque quería ser él. Quería poseerle, absorberle, quería tragármelo y que nos hiciésemos uno. Mi amigo me contestó que amar es una esclavitud abismal. ¿A qué?
A la existencia diaria de ese ser.
¿Cómo lo soportas?
Por su imagen, activa el hambre en mi mente.
Dejemos entonces que el estómago sufra.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Subterráneo

Me miraba. Era él. Lo conocía muy bien. Íbamos los dos en el mismo vagón, frente a frente. La mirada es lo más profundo que hay. Sostuvo sus ojos fijos en los míos y articuló tres o cuatro frases siniestras. En la siguiente estación y sin darme tiempo a preguntar, bajó.

Decidí no salir del metro en unas cuantas horas, necesitaba el sonido del tren contra las vías para entender el significado de sus palabras. Después me di cuenta de que aquello sólo era el principio de una vida subterránea.

miércoles, 16 de julio de 2008

Cadáveres Exquisitos

I

La especialidad de la casa es decir las palabras para que las frases las destruyan dentro de una piedra sucia.

Sí, a veces me pierdo en tus huellas. Bórralas para que nadie las vea, deja paso a cuatro líneas rojas en una bicicleta.

Hablamos de profesores en física cuántica: lo mejor es encontrar el silencio,
a la larga el mundo gira.

(Amaro, Carles, Inés)


II

No le des más vueltas, te están llamando,
responde. Ten cuidado no vayas a convertirte en la protagonista de una de tus novelas.


Todos estábamos dentro de una pompa de jabón,
comeríamos en el café Gijón
sin una respuesta.
Mis deudas kármicas con el país de Francia acabaron ya,
pues los zapatos nunca hablan.

(Amaro, Carles, Laura, Inés)

lunes, 7 de julio de 2008

El origen del teatro

Un día, después de pintar frenéticamente, Ana se levantó saltando con gracia del sillón donde dormía. Irguiéndose con voz grave, le cantó al aire enrarecido del pasillo:
Hell hath no limits, nor is circumscribed
In one self place. But where we are is hell,
And where hell is there must we ever be.

Cómo si lo tuviesen preparado, Julio se puso en pie con un movimiento rápido y subiéndose a una de las sillas continuó:

Come, I think hell’s a fable.

Los demás reímos ante aquella improvisación. A medida que transcurría el diálogo noté que Ana estaba adherida al deseo, en una especie de trance. Cuando le pregunté a qué había venido aquella escena, ella me contestó algo que no entendí y que no tenía que ver con mi pregunta. Me dijo que el origen del teatro era sagrado, que había surgido cuando los seres humanos hacían rituales en los que fingían ser otras personas para comunicarse con un ente superior.

Después de ese día, el teatro ocupó por completo las reflexiones de todos los habitantes de la casa. Se convirtió en el eje que nos hacía girar. Viajaba dentro de todos, como si de pronto la sangre que cargaban nuestras venas se hubiese desatinado colectivamente. Ninguno recuerda con detalle qué había sucedido antes de ese día, tampoco a nadie se le ocurriría discutir la oportunidad de la fecha. La fiebre teatral nos iba arrastrando a un estado donde las cosas cobraban un relieve inesperado. Eran reales, falsas y a la vez ligeramente exageradas.

En la última obra que ensayamos, Ana bordó su papel. Actuaba como si ella ya no estuviese allí, giraba sobre sí misma, se equilibraba en el vacío del escenario, sobrepasaba los límites de la interpretación. Era sobrenatural, pensábamos mientras la veíamos levantarse en el aire para dejarse caer envuelta en los velos de su vestido. Con aplausos febriles formamos un círculo a su alrededor. Bravo.

Su cuerpo tirado en el suelo estaba exánime, sus ojos enormes y negros recorrían nuestras máscaras, disfraces, plumas, sombreros y pelucas. Viendo aquella escena, supe que el llanto de Ana esperaba ahí, disponible pero inútil: ‘Tengo miedo. He descubierto cómo llegar a dónde no quiero’-dijo.
Nadie contestó. Ella se levantó como si despertase de un profundo sueño y caminó hasta el sofá como si no hubiese pasado nada.


He escrito esto sólo para que sepan lo que pasó después. Por una grieta se escapó la voz que nos impulsó a romper azulejos, a desgarrar paredes. Rasgamos las cortinas y las telas de los sillones, dimos la vuelta a las camas y desplumamos los colchones. Con ello murieron las personas, nacieron los personajes y nos quedamos todos quietos, en círculo como adorándonos, y de rato en rato gritábamos, gritábamos como yo no creo que griten los humanos. Entonces nos olvidamos de esa idea de que el camino es una forma de llegar a un destino, y nos dedicamos simplemente a caminar. Cada noche repetíamos, convencidos de que al fin habíamos llegado.

miércoles, 2 de julio de 2008

Eco Musical

Una estampida de imágenes intentó abrirse paso y en el centro encontraron un espejo. Entraron por mi cerebro, grabando un nombre con fuego. Lo rompieron y estalló en mil pedazos.

Un sudor nostálgico visitó mi cuerpo frío, empapándolo de piedras verdes y viejas. Después me subí al puente, mirando hacia las agujas. Había un gótico adolescente y yo le dije que veía un desierto donde había musgo y él me dijo: lo que ves es una verdad justa.

Cuando se fue oí el eco de mi voz y pensé que hablaba menos de lo que decía. Desde el puente escuché cantar a una niña contemplando una ciudad en ruinas.

martes, 24 de junio de 2008

Edinburgh, she said.

She was sitting down there, holding to the fence.
Can you see the garden? she said
Lilies, lavandas, magnolias, roses...
and now, can you see the tombs? Corpses, putrefaction, worms, pitted eyes...

Beautiful contrast between the living and the dead- she said- those things you can only find in a city like this.

Too late, I said, I’m leaving now.
Do you really want to leave?
Either I stay and get my eyes pitted or I grow into a rose.
Who are you?
I am the soul in limbo
Nadja?
Nada
You’ll know what’s best- she said- sitting down there, holding to the fence.

miércoles, 18 de junio de 2008

Alicia, desde el otro lado.

Sus ojos son negros. Y rojos. Los abrió al cruzar a través del espejo.
Se perdieron en túneles estrechos, detrás de la pantalla de la representación.

Iluminaron una noche decadente, donde los hechos inalterables están escritos llueva o haga sol. Escritos en blanco y negro, o en negro y blanco, dependiendo si se escriben en pizarra o en papel. En todo caso, el color no cambia.

Miraron llenando la noche de música silenciosa, justo en ese momento en el que las cosas no están aún congeladas, muertas.

Los vio a todos, perdidos. Les habían quitado sus puntos de referencia. ¿Cuál es la diferencia entre un amigo y un no amigo? ¿Entre una virgen y una puta? ¿Entre la persona que deseas y con la que te acuestas? ¿Entre una mujer y otra mujer? ¿Entre tu cuerpo y el cuerpo que utilizas para el placer?

Sin duda este es el momento en el que Alicia tiene que mirar, sólo queda ella en el país de lo real.

domingo, 15 de junio de 2008

Los números impares


Era un Domingo cualquiera. Habíamos subido al trastero de Kato por aquello de la inercia. Esa noche, a altas horas de la madrugada, cuando estaba claro que nada más interesante que nuestro propio aliento nos iba a acariciar, Kato me explicó su teoría de los números impares.

Al principio pensé que las percepciones sensoriales de Kato se habían atrofiado. Pero ni siquiera hoy soy capaz de explicar la magnitud de su historia. Si escribo esto es para obtener cierto alivio de sus palabras, para decirme a mí mismo que aunque dos verdades puedan coexistir, aquello era un imposible, y que todo lo que pasó después, producto de esa imposibilidad. De otro modo ¿Cómo explicar que yo esté hoy escribiendo esto?

Hasta esa noche yo había pensado que la noción del universo empezaba con el Big Bang. Creía que lo poco que sabemos de él se había convertido en una visión cosmológica válida que dependía de las propiedades físicas de lamasa y la energía y cuya existencia se media en proporción a su expansión. Después de escuchar a Kato, también supe por qué el destino del universo se había convertido en el tema de numerosas novelas de ciencia ficción.

El caso es, me decía un Kato ya ebrio, que tus actos y tu vida son símbolos del orden del universo. No estaba yo para asuntos cabalísticos esa noche, pero poco a poco su historia empezó a cautivarme. En general, decía él, nuestras vidas viajan de forma abrupta de un evento a otro. Una persona toma un camino, gira en una esquina, se para, se desvía brevemente y vuelve a empezar. Nunca sabemos nada, e inevitablemente llegamos a un sitio diferente del que habíamos imaginado en un principio.Dentro de este mar de ignorancia, sólo la teoría de los números impares puede ofrecernos alguna luz. La interacción entre el número 19 y el número 11 crean las vibraciones básicas de la vida de una persona, continuaba diciendo Kato, y el número 11 y el 25 son las vibraciones máster. Según él, éstas vibraciones afectaban la forma en la que uno vivía, dibujando un destino único.

Conté y junté los números de los que Kato hablaba. Yo había nacido del 19 del 11 de 1979. Faltaban 25 días para que cumpliese 20 años, y esa fecha sería el 19 del 11 de 1999. Todos, claro está, excepto el 20. Le miré rezagado, hundiéndome en el sofá.



Esa noche todo cambió para mí. Fue una especie de revelación, y cuando tuve tiempo para asimilarla, me pregunté cómo era posible que hubiese vivido tanto tiempo sin entender algo tan simple. El hecho que esté escribiendo esta historia prueba que había una grieta en las elucubraciones de Kato: que cualquiera que fuese el último destino, cada universo paralelo tiene uno diferente.

domingo, 8 de junio de 2008

No mires abajo

Alzo la cabeza. El sol me ciega, un sudor frío recorre mi espalda. Oigo voces, miro y allí están llamándome, tengo todo lo necesario, los saludo. ¡Ahora voy! Esperad un momento. Me levanto para dejarlo todo bien atado pero con mi volubilidad característica me distrae una nube y alzo mi mirada hacia los vecinos de enfrente. Chismosos. Estoy harto de que me miren, me ponen paranoico. A veces me dan ganas de hacerles algún gesto que les disuada de volver a espiarme, o de llamarles por el micro para preguntarles cuál es su problema conmigo, sobre todo a ese calvo y a su hija que no disimulan en absoluto. Con los viejos de la ventana izquierda es diferente, ellos tienen la mirada vacía, esa cara de no extrañarse por nada y aceptarlo todo tal y como les viene dado.

Ya no sé en qué estaba pensando.

No mires abajo... más gente me llama. Tengo que bajar ya. Todos miran ansiosos. ¿Qué pondrán en la tele? Tal vez me de tiempo de encenderla un rato y ver alguno de esos telediarios desinformadores para que mi realidad se vea aún más coartada. Divago. Ver la tele no es lo que más me apetece hacer ahora. Me tomaría un café. No. No tengo tiempo de ir hasta la cocina con tanta gente esperando. Tengo la impresión de que cada vez son más.

Un último instante para pensar en algo artístico. En algún sitio leí que las grandes cosas se consiguen mediante pequeñas modificaciones transitorias, debo de tener en cuenta todos los detalles. Hay que dejarlo bien atado.

Ha llegado el momento. Inspirar, expirar... ¿Qué más da? Una sombra planea sobre mí. ¿Será la sombra de la duda? (Me encanta lo gracioso que soy). Ha llegado el momento. No mires abajo. Después de tanta mentalización no es difícil. Antes de cerrar los ojos vienen a mi mente tres palabras: puenting sin cuerda.

jueves, 5 de junio de 2008

Carne extraña

Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar. C. Baudelaire

La madrugada entraba con el peso de la vigilia en ciernes. Las sábanas se adherían a mi cuerpo formando otra piel y me pareció una tarea extraordinaria esa de empezar de nuevo, contraer los músculos, poner ideas en la cabeza y dar movimiento a mi cuerpo. Al final, algo que no era yo hizo que me alzase a abrir la persiana para ver cómo despertaba un cielo gris.

Entonces lo vi. Era un chico con unos ojos de mi edad. Los llevaba muy abiertos y al mirarlos el dibujo de un columpio se instaló en mi hipotálamo derecho. Bajaba la calle sin rumbo, destrozando cuanto encontraba a su paso. Percibí rabia girando en sus pupilas, sentí odio y náusea rezumando en sus retinas. Era una desazón ancestral la que viajaba allá adentro.

Tiraba jardineras, dejando flores muertas tras de sí. Rompía papeleras, como si la mierda exterior pudiese esconder la interior. Tumbaba las farolas, estrellando la única luz que tenía contra el suelo.

El olor de su angustia golpeó mi ventana. Quise abrirla y decirle que no estaba solo, que el odio consiste en trazar un límite en algún sitio. Quise invitarle a tomar un vaso lleno de algo caliente y tranquilizador;que sus ojos se cerrasen. Quise que subiera a mi cama para explicarle cómo funcionaba todo lo que yo no entendía.

La necesidad de extraer el vacío de aquellos ojos despertó un aire maternal y desconocido. Entonces obré como lo habría hecho cualquier madre. Volví a acercarme a la ventana y la abrí unos milímetros.Poco antes de gritarle que subiera, cogí el teléfono y marqué el 091. Al día siguiente leí el incidente en el periódico local. Él había pasado la noche en un calabozo y ahora esperaba su juicio.

Esa noche me dormí con la estúpida complacencia del que ha querido amar pero no lo ha necesitado.

sábado, 31 de mayo de 2008

Olvidar

Hoy leí que el olvido es esencial para cualquier tipo de acción. Del mismo modo que no sólo la luz sino también la oscuridad son esenciales para la vida de todo organismo. Lo que es completamente imposible es vivir sin olvidar.
Creo que era Nietzsche y no sé por qué, me recordó a un pez intentando beber oxígeno.

jueves, 22 de mayo de 2008

Amar a una sombra


Dos buscan al uno. Son peonzas. Hilos destejiendo destinos.
Dos buscan al uno. Son ojos. Faros en la noche del vacío.
Dos buscan al uno. Campanas doblando al silencio.
Dos buscan al uno. Pompas de jabón cuadradas.
Dos
buscan
al
uno 
y
el
uno
dice:
  sólo
soy
feliz
donde
yo
no
soy.



¿Mueren las sombras con sus dueños?





martes, 20 de mayo de 2008

Destrucciones

Si te vas, dame la mano. Si los días se suicidan, dales las buenas noches.
Nadie huye del tiempo, aliméntalo con tu sangre. Ella piensa, ella sabe. Ella conoce la elegancia del cadáver.

Desnúdale el ego ampliándolo con nada. Oblígala a que exhale y su pecho se contraiga.

En el instante en que puedas olvidar, verás.
Sus besos lágrimas que dejaste resbalar. Sus caricias alas que quisiste cortar. Verás...
que ya no puede volar.

sábado, 17 de mayo de 2008

Contornos

Sentada encima de una roca toqué un agujero negro. En su fondo giraban caras pálidas, sonrisas turbias, cosas mudas. La escenografía de mi muerte rebotó ante mis ojos. La muy imbécil, se postraba con forma de sábanas sucias.

Había un sol oscuro al que le faltaban algunos rayos. El frío pasó de largo con espectros escondidos en las calles
ciénagas de plástico
basuras siderales

y yo, sentada en la roca, tocándo el agujero, saboreé el tiempo con alma gélida.

martes, 13 de mayo de 2008

Tierra

Clara observa detenidamente sus zapatos. Son rojos y puntiagudos. Son sus preferidos. El mundo debería recordarla por esos zapatos y no por sus cuadros.

Su memoria viaja hasta el último día de playa, deleitándose al evocar el surco de hoyos negros que dejaban sus zapatos al pisar la arena. Eran unos hoyos peculiares. Simulaban túneles. Túneles a mostradores en los que pagas el precio de la forma en la que vives. De repente le parece que alguien grita su nombre a lo lejos, y se sorprende al comprobar que puede descodificar los sonidos en letras y ordenarlas hasta que forman una palabra con la que ella se siente igual a lo que es. C-l-a-r-a. La vida reflejada en su nombre sólo persistirá mientras los sonidos fonéticos se mantengan en complicidad con el fenómeno visual de las palabras.

El grito imaginario la transporta al presente y se acuerda de que en este tiempo se camina sobre tierra, por asfalto. Está sucio y su olor no la despierta de ningún sueño. Examina sus zapatos de nuevo-son perfectos-y sigue avanzando sin rumbo.

Al doblar la esquina se topa con un café, su rótulo lo designa como ‘Medicina Líquida’ y le parece apropiado. Entra. Se sienta en una mesa al lado de la ventana y observa las caras tristes y feas de los transeúntes. Espléndido peregrinaje de basura.

Al cabo de un rato ordena un café con leche a un chico alto de ojos grises. Le sonríe con armonía y Clara le devuelve la sonrisa. Asocia la vida de la palabra amor a la imagen del chico y cómo si esta palabra fuera una hacedora de vértigos, siente agujas clavándose bajo sus uñas.

Toma el periódico que está en la mesa de al lado. A medida que va pasando las páginas, cree percibir un olor marino y se deja invadir por la añoranza. La añoranza de andar descalza. De beber agua salada. Ojea el periódico distraídamente hasta llegar a una noticia en la que hay una fotografía de una chica joven, bonita, exánime, tumbada sobre la arena. De pronto se le ocurre que ella conoce a esa chica, pero no puede recordar quién es. Observa la fotografía con recelo. La chica está desnuda en la orilla. Sólo sus pies están vestidos. Visten unos maravillosos zapatos rojos. Mira el encabezamiento de la noticia y lee con placer ancestral cómo Clara Maar, la conocida pintora, se ha suicidado esa mañana ahogándose en el mar.

sábado, 10 de mayo de 2008

Agua

Clara mira el mar. Ve que su único límite es la línea del horizonte y ve que el límite le pertenece a ella. A su incapacidad humana para percibir la curvatura de la tierra. Le envidia.

En la orilla, el más ininteligible de los seres humanos se postra delante del más ininteligible de las presencias no humanas. Los secretos de ambos sólo podrían descubrirse si uno de ellos se entregarse al otro. Duda un momento antes de entrar. Ella está sola. El mar no lo está. Él está lleno de vida. Ella no tiene vida dentro. Clara sabe que conoce mejor al mar que a sí misma. No conocerse es armarse de valor. Llenarse de peligro.

Va adentrándose en el agua. Su olor la hace despertar de un sueño secular y ético. Se va abriendo camino a través de ese absoluto líquido que la va dejando entrar, como en el acto de amor, donde el rechazo inicial es sólo una seña de invitación.

Pronto se deja cubrir por la primera ola. La espuma, la sal, el yodo y un pez volando en su cresta la enceguecen instantáneamente, dejándola mojada y sorprendida. Avanza sin miedo, partiendo la ola a la mitad. Hunde la cabeza en su brillo y siente los brazos torcidos del mar jugando con su pelo. Se inclina y bebe un trago de agua gélida y salada. Bebe con hambre, sin sed. Esto era lo que añoraba, lo que llevaba tanto tiempo esperando: el mar por dentro, el mar adentro. Se siente completamente igual a sí misma. Su garganta alimentada por la sal, sus ojos enrojecidos por el sol. Vuelve a zambullirse y bebe más agua. Sabe que es la amante que volverá a tenerlo todo. Clara es ahora menos sólida, más etérea. Ya sabe lo que quiere, ya puede intuirse. Quiere quedarse quieta en el mar, y lo hace durante un tiempo infinito, un tiempo que como la rueda, gira y nos repite. Absorbe el mar, aprehendiéndolo, haciéndola crecer. Creer.

Después vuelve a la orilla caminando por el agua. No sobre el agua. Lo que ahora tiene nadie puede quitárselo. Al salir, el mar opone resistencia a su marcha y la arrastra para atrás con su resaca. Ella resiste su llamado, su pedido. Ya está pisando la arena. Sabe que ha sorteado un peligro inmenso, el peligro de ser humano.

jueves, 1 de mayo de 2008

héroes underground

Volvieron a quedarse callados. Miraban el cielo sin nubes y cada uno imaginaba una cosa diferente. El silencio de él estaba invadido por el eco de una melodía ancestral. En el silencio de ella se escuchaban fantasmas plateados y coléricos. Era un silencio cómplice. Era un silencio ajeno. Entonces ella sacó una fotografía de su libro y se la tendió. ¿Te gusta? Él la miró con atención. Su cara estaba enmarcada en un espejo y sus ojos respiraban un aire anhelante. Su mirada dormía a la espera de un algo indefinido. El diagrama de la irrealidad.
-¿Te gusta o no? repitió ella.
- ¿Quién te la sacó?
- Alguien que tú no conoces.
La nube que no había en el cielo, bajó para oscurecer el rostro de Martín. La lluvia se asentó en su alma, melancólica pero serena. A su mente vino aquella canción que no existía "lo que pasa con el alma... es que no se ve...".
- ¿Qué se ve por la ventana un sábado por la noche, Alejandra?
- Sólo veo el metro.
La miró cauteloso, y después preguntó- ¿A qué te refieres?
- Túneles a otros mundos. Corredores negros.
- ¿Aún estás incómoda?
- No, hace rato que estoy contigo.
- No te siento.
-Eso es porque sólo crees en construcciones.
- ¿Me puedes enseñar a hacerlo?
-¿A hacer qué?
- Sentirte.
- Tardarás en aprender y no tenemos tiempo.
Martín se alegró súbitamente, pero al mismo tiempo sintió una tristeza imparable. Sintió la textura espectral de la oscuridad. La de él. La de ella. Achacó la melodía de su cuerpo en los huesos, saboreó el soplo de sonidos diversos. Abrió la boca y bebió del viento. Ese ir por abajo, esa galería oscura. Ese hundirse flotando. Le reconfortaba que el futuro no existiese y sin embargo, le embargaba de nostalgia.
Alejandra cogió la manzana que estaba encima de la mesa y preguntó: ¿Piensas que soy Platónica?
- ¿Por qué me preguntas eso?
- Las preguntas no se contestan con preguntas.
- No, pero contéstame.
- ¿Crees que el mito de la caverna es para niños?
- Sí.
- Yo también. Dime Martín, ¿Por qué sabes que Londres existe?
- Porque lo he visto.
- La existencia predece a la esencia.
- Fue lo que siempre dije.
- Nadie comprende lo que todos. Todos comprenden lo que nadie.
- Muchas veces decimos lo mismo sin entendernos.

Alejandra bajó del alfeizar de la ventana donde fumaba y miró hacia la cama en la que habían dormido. Recordó su cuerpo tendido en ella rodeado de un alimento exterminador.

-Esta noche he soñado que el mundo se multiplicaba. Que las realidades se expandían. Que yo estaba en medio de su estruéndo mágico y que cada una, egoísta, me agarraba de un brazo y me estiraba. Una vez escindida en dos, otra sucesión de tirones consiguió que toda yo se rompiese. Nadie quería recoger los trozos. Entonces yo me perdía en una memoria inconexa y mi cuerpo era un país arrasado por la humedad de la niebla.
- Yo fui a recoger tus pedazos, pero no me viste. No me quisiste ver.
- ¿Sabes? Se puede morir de presencias.
(Se hizo un silencio de tres minutos, silencio de hilos, sin ecos, ni fantasmas)
- Me tengo que ir- dijo ella.
- ¿A dónde?
- Da igual.
- ¿Realmente te quieres ir?
- Quiero quedarme queriendo irme.
- ¿Me dices antes qué es lo que te quedará de mí?
- Una mirada en un espejo. Una forma de ver.
- ¿Algo más?
- Un corazón de medianoche.
- ¿Hará eso que vuelvas a buscarme?
- Te dije hace tiempo que te encontraré en cualquier parte.

The betrayal of images

The betrayal of images
no te fies de lo que veas, de lo que oigas, de lo que sientas...